martes, 14 de julio de 2009

Rapunzel, una versión moderna

Había una vez una pequeña niña llamada Rapunzel. Su rubio cabello y sus rosadas mejillas hacían de ella una niña adorable. Sin embargo, no era ningún ángel. Rapunzel amaba disfrazarse con las mejores prendas de su mamá. Su madre, Lady Bubington, siendo una diseñadora de moda, sentía que su hija simplemente le estaba arruinando su carrera.
Cuando Rapunzel se convirtió en una adolescente, la situación empeoró. Eventualmente, Lady Bubington no soportó más los caprichos de su hija y decidió llevarla hasta el corazón del bosque y encerrarla en una torre que no tenía ni escaleras ni puertas, sólo una pequeña ventana en la parte más alta. Rapunzel pasaba la mayor parte del día sin compañía. Pero rara vez se sentía sola. A través de Internet, ella podía alcanzar cualquier parte del mundo sólo con un clic. Pasaba horas chateando con sus amigos.
Una noche, un príncipe que pasaba cerca de la torre escuchó a Rapunzel cantar:

“I don't need romance -I only wanna danceI’m gonna let my hair hang down…”
[1]

El príncipe quería conocer a la cantante, pero no podía descifrar como entrar. Estaba a punto de marcharse cuando vio que una mujer se acercaba a la torre, se escondió entonces tras un arbusto. Era Lady bubington, “Rapunzel, deja caer tu cabello, he venido a darte un abrazo de buenas noches”, ella gritó. Rapunzel dejó caer sus largas trenzas y su madre comenzó a ascender. Después de unos minutos, Lady Bubington se había ido.
Una vez solo, el príncipe pronunció las mismas palabras y así alcanzó la cima de la torre. Cuando Rapunzel vio al príncipe, empezó a gritar: “Por favor, no me lastimes, te daré lo que tu quieras.” “No soy un ladrón”, dijo él, “soy el príncipe Simón. Chateamos el mes pasado, ¿no me recuerdas?” “Sí”, ella dijo mintiendo. El príncipe tomó la mano de Rapunzel y le dijo: “Te amo amor mío, ¡cásate conmigo!” “¿Qué?” Rapunzel gritó, “Ustedes los hombres creen que pueden cambiar nuestro mundo radicalmente sólo porque así lo desean. ¡Yo tengo una vida, niño de sangre azul!” De repente, un auto volador estacionó cerca de la ventana. “Hola Osama”, dijo Rapunzel pestañeando rápidamente. Le dio un beso y los dos se marcharon.

Ustedes se podrán preguntar qué fue de ellos… Rapunzel dejó a Osama porque no pudo soportar sus tendencias piromaniacas. Cambió su peinado, patentó su hermoso cabello e hizo una fortuna. Desde ahora, cada vez que miren una muñeca Barbie, sabrán que estarán viendo el brillante cabello de Rapunzel.
[1] “Man! I Feel Like A Woman!” canción de Shanaia Twain

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